lunes, 30 de abril de 2018

1º de Mayo: Seguimos en las calles


El 1º de Mayo es el Día Internacional del Trabajo, un día de reivindicación de la clase social a la pertenecemos el 99% de la población, un día para sentirnos todos iguales, para confluir  todas las personas, ya seamos empleadas, desempleadas, jóvenes, pensionistas, migrantes, estudiantes, desahuciadas, excluidas, despojadas... El 1º de Mayo un día para reivindicar en las calles la defensa de la nueva sociedad que creemos, basada en la libertad y la justicia social.


Este día se ha ido transformando en un día de fiesta, un recuerdo, en una rutina, pero las causas que lo motivaron no pueden ser olvidadas: La lucha por la jornada de 8 horas en 1886 a través de las multitudinarias Huelgas y que dio como resultado de decenas de obreros y también policías muertos. Con la posterior ejecución de los ya conocidos como Mártires de Chicago condenados por sus ideas y por defender los derechos de la clase trabajadora.



En la actualidad hemos experimentado un retroceso en nuestras condiciones económicas y laborales. Se cumplen ahora 10 años de esta crisis, una crisis que no es más que otra herramienta de la gran patronal,  y de los dueños de la banca, con la complicidad de un sistema político corrupto, para aumentar sus enormes beneficios siempre a costa de los derechos de la ciudadanía y especialmente de la clase trabajadora. Esta crisis es en realidad una gran estafa.


Llevamos 10 años en una situación de emergencia social, donde ya no solo las personas sin trabajo están bajo el umbral de la pobreza, sino que más del 14% de las personas con trabajo son pobres como consecuencia de la precariedad de los nuevos contratos de trabajo, con contratos parciales y sueldos de supervivencia, que constituye la nueva realidad laboral de indignación.

A ello se suma el retroceso en el poder adquisitivo que han sufrido las pensiones, ocasionando que uno de cada tres pensionistas esté por debajo de ese umbral de pobreza, a la vez que ha aumentado la brecha salarial de género, tanto en los salarios como en las pensiones.

Nos enfrentamos a un ataque ideológico y estratégico que pretende que lo que hasta hace poco tiempo eran derechos sean ahora negocio: la educación, la sanidad, las pensiones… todo aquello que en suma es nuestro, de todos y todas, se está convirtiendo en dividendos para las grandes corporaciones empresariales. A cambio nos obligan a rescatar bancos y autopistas, pagando una deuda que no es nuestra, pagando una deuda que es ilegítima y que en gran parte procede de la corrupción. Nos están estafando.

Desde la CGT decimos que no vamos a resignarnos a que los bancos sean más importantes que las personas; desde la CGT nos negamos a que buena parte de los servicios públicos sigan siendo privatizados y precarizados; desde la CGT no consentiremos que se desmantele el sistema público de pensiones; en la CGT no aceptamos que la clase trabajadora vea reducidos sus derechos todos los días con nuevas reformas laborales.

Es imprescindible repartir la riqueza a través de una reforma fiscal que haga que quienes soporten la mayor parte del gasto sean las grandes fortunas y corporaciones, que son las que han visto incrementados sus beneficios con esta crisis-estafa. Hay que acabar con el fraude y los paraísos fiscales.

Para la CGT la resignación no es una opción, es hora de ocupar de nuevo las calles, es más necesario que nunca que la CGT esté presente allí donde se producen situaciones de injusticia social, es necesaria una movilización permanente de la CGT contra este sistema corrupto, convocando y participando en cuantas movilizaciones sean necesarias para conseguir una sociedad autogestionada y que mire por el bien de todas y todos por encima de los intereses económicos de unos pocos.


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