El 1º
de Mayo es el Día Internacional del Trabajo, un día de reivindicación de la
clase social a la pertenecemos el 99% de la población, un día para sentirnos todos iguales, para confluir todas las personas, ya seamos
empleadas, desempleadas, jóvenes, pensionistas, migrantes, estudiantes, desahuciadas, excluidas, despojadas... El 1º de Mayo un día para reivindicar en
las calles la defensa de la nueva sociedad que creemos, basada en la libertad y
la justicia social.
Este día se ha ido
transformando en un día de fiesta, un recuerdo, en una rutina, pero las causas
que lo motivaron no pueden ser olvidadas: La lucha por la jornada de 8 horas en
1886 a través de las multitudinarias Huelgas y que dio como resultado de decenas
de obreros y también policías muertos. Con la posterior ejecución de los ya
conocidos como Mártires de Chicago condenados por sus ideas y por defender los derechos de la clase trabajadora.
En la actualidad hemos experimentado un retroceso en
nuestras condiciones económicas y laborales. Se cumplen ahora 10 años de esta
crisis, una crisis que no es más que otra herramienta de la gran
patronal, y de los dueños de la banca,
con la complicidad de un sistema político corrupto, para aumentar sus enormes
beneficios siempre a costa de los derechos de la ciudadanía y especialmente de
la clase trabajadora. Esta crisis es en realidad una gran estafa.
Llevamos 10 años en una situación de emergencia social,
donde ya no solo las personas sin trabajo están bajo el umbral de la pobreza,
sino que más del 14% de las personas con trabajo son pobres como consecuencia
de la precariedad de los nuevos contratos de trabajo, con contratos parciales y
sueldos de supervivencia, que constituye la nueva realidad laboral de
indignación.
A ello se suma el retroceso en el poder adquisitivo que han sufrido las
pensiones, ocasionando que uno de cada tres pensionistas esté por debajo
de ese umbral de pobreza, a la vez que ha aumentado la brecha salarial de
género, tanto en los salarios como en las pensiones.
Nos enfrentamos a un ataque ideológico y estratégico
que pretende que lo que hasta hace poco tiempo eran derechos sean ahora
negocio: la educación, la sanidad, las pensiones… todo aquello que en
suma es nuestro, de todos y todas, se está convirtiendo en dividendos para las
grandes corporaciones empresariales. A cambio nos obligan a rescatar bancos y autopistas, pagando una deuda que no
es nuestra, pagando una deuda que es ilegítima y que en gran parte procede de la corrupción. Nos están estafando.
Desde la CGT decimos que no vamos a resignarnos a que
los bancos sean más importantes que las personas; desde la CGT nos
negamos a que buena parte de los servicios públicos sigan siendo privatizados y
precarizados; desde la CGT no consentiremos que se desmantele el sistema
público de pensiones; en la CGT no aceptamos que
la clase trabajadora vea reducidos sus derechos todos los días con nuevas
reformas laborales.
Es imprescindible
repartir la riqueza a través de una reforma fiscal que haga que quienes
soporten la mayor parte del gasto sean las
grandes fortunas y corporaciones, que son las que han visto incrementados sus
beneficios con esta crisis-estafa. Hay que acabar con el fraude y los
paraísos fiscales.
Para la CGT la
resignación no es una opción, es hora de ocupar de nuevo las calles, es más
necesario que nunca que la CGT esté presente
allí donde se producen situaciones de injusticia social, es necesaria
una movilización permanente de la CGT contra este sistema corrupto, convocando
y participando en cuantas movilizaciones sean necesarias para conseguir una
sociedad autogestionada y que mire por el bien de todas y todos por encima de
los intereses económicos de unos pocos.
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